Hay personas que, en su abyección, con tal de quedar bien con el gobierno que las mantiene, son capaces hasta de admitir su propia corrupción. Tal es el caso de Sabina Berman, una defensora a ultranza de la Cuarta Transformación, quien para justificar que los jueces deberían ser elegidos por el pueblo, pues los actuales son unos corruptos, relató un hecho de corrupción en el que se vio implicada.
Señala Sabina en su cuenta de X que con tal de que un juez dictara sentencia a su favor, estuvo de acuerdo en sobornarlo: «Fuimos a pagar un soborno a un juez, para que no dictara sentencia a favor de quien ya lo había sobornado. Nos dijo textual: ‘él pagó 100.000. Me dan 200.000 y queda’. Se lo pagamos». Es decir, acusa al juez de corrupto, pero ella también es corrupta, cuando acuerda pagar un soborno.
De acuerdo con un diccionario jurídico, «el soborno implica dar o recibir algo de valor para influir en las acciones o decisiones de una persona, a menudo en violación de la ley o las normas éticas». Es decir, comete delito, «tanto el que pide el soborno como el que lo da». A la señora Sabina Berman le salió el tiro por la culata, y todo por quedar bien con sus amos de la 4T.