Al final de su sexenio, hasta los que le lanzaban loas en redes sociales le reprochan el estado en que se encuentran las carreteras de Veracruz. A uno de esos alabadores a conveniencia se le ponchó, en un bache por Cerro Gordo, la Michelin de su Mercedes, por lo que tuvo que reconocer el abandono en que se encuentran las carreteras del estado. En Tuxpan y Poza Rica los muertos se acumulan, los secuestros abundan.
En el sur de Veracruz se llevan a familias enteras, a otras las asesinan. Pero eso al gobernador de Veracruz no le importa, ni siquiera le pasa por la mente. A unos días de que empiecen las fiestas de Todos Santos el gobernador ya se puso a ensayar los bailables, ya hizo del Palacio de Gobierno el Salón Bazar, el “palacio de la chunchaca” y sin ningún pudor se mueve como se mueven las huastecas en las fiestas de Xantolo. ¡Y ni vergüenza le da! Porque piensa, «vergüenza es robar, y que te caigan». Y él cree que Rocío Nahle no le va a caer.