Dicen las malas lenguas, que, en la Ciudad de los 30 Caballeros, ya se adelantó el año de Hidalgo y que los funcionarios de medio pelo hacen lo que quieren, sobre todo, porque el pequeño alcalde que gobierna este bello municipio, les ha dado manga ancha a sus subalternos. Un claro ejemplo de las arbitrariedades que se cometen en este ayuntamiento, es la situación que encaran la jefa de nóminas, Ana Karem Vázquez Brenis y el jefe de Planeación y Proyectos de Obras Públicas, Andrés Fernández Onofre, quienes recibieron una patada en el trasero al ser despedidos por la Directora de Recursos Humanos del ayuntamiento, Lucero Loyo Pérez, quién piensa que sus actividades pasan desapercibidas en la capital del estado.
Esa funcionaria municipal, según pruebas que nos han mandado a este medio, ha tenido varias “equivocaciones” en la dispersión de la nómina y por ese motivo en tres ocasiones han cambiado al encargado de las nóminas, para poder encubrir a la ineficiente Lucero Loyo Pérez.
Se habla que no se hacen los reportes de baja de personal en tiempo y forma, para hacer mal usos de los recursos que se siguen pagando. Desde luego que el alcalde Juan Martínez Flores, sabe y conoce estas irregularidades, pero este se hace como el Tío Lolo, ya que anda tapando los boquetes presupuestales, antes de dejar el poder.
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