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Elizabeth Morales, diputada del PT. Dice que va a trabajar para el pueblo. ¡Sí, cómo no! Quiere, a su manera, recuperar el patrimonio que derrochó en francachelas

Elizabeth Morales FOTO: WEB

Elizabeth Morales no es petista, no la dejaron ser morenista y hace rato que dejó de ser priista. Ahora llega al Congreso local como diputada de un partido que la repudia, pero se tienen que aguantar los militantes del Partido del Trabajo en Veracruz. ¡Ni modo que Vicente Aguilar devuelva el dinero que le dieron por la compra de esa curul! Porque no se entiende de qué otra manera Elizabeth Morales llegó a ser militante del PT. En fin, ya con la constancia en mano Elizabeth llega con el siguiente cuento: «Voy a trabajar con el pueblo, para el pueblo y por el pueblo». ¡Sí, cómo no! Nos comentan sus allegados, que son muchos, que a la señora ya se le andaba acabando el patrimonio.

¡Y cómo no! Si era común ver a la señora Morales en las fiestas retro de la Séptima Estación, rodeada de bellas amigas a quienes les “disparaba” lo que se les antojara, la botella más exótica, el platillo más caro de la carta. En algún momento la señora Morales quiso poner su escuela, para aprovechar un poco el dinero que obtuvo cuando fue alcaldesa y diputada federal. Pero como si llevara encima toda la sal del mar, cuando estaba iniciando actividades su escuela, ubicada atrás de Plaza Calabria en Xalapa, le cayó la pandemia y se vino todo abajo.

No le quedó de otra que salirse del negocio de las escuelas particulares; hasta hace poco andaba rematando el edificio donde tenía alojada su escuela. Por eso decimos que la señora anda medio quebrada y quiere (por eso compró la diputación) recuperar muy a su manera el patrimonio perdido. «Voy a trabajar para el pueblo», dice. A otro perro con ese hueso. La señora quiere recuperar el patrimonio perdido; un patrimonio que perdió como el “hijo pródigo” de la parábola de Jesús, en puras fiestas, amigas y francachelas. Lo mejor será que en el Congreso no le quiten la vista de encima.