Basso murió mientras cenaba en Treviso, días después de regresar de un viaje a China, dejando un legado que trasciende lo científico. Su asociación, creada en su juventud, publicó un emotivo mensaje: “Gracias, Sammy, por compartir con nosotros esta maravillosa vida”. La organización, que fundó para apoyar la investigación de la progeria, seguirá su misión.
Su viaje fue extraordinario. A los 23 años, ya había obtenido una licenciatura en Ciencias Naturales en la Universidad de Padua, con una tesis sobre las posibles terapias para frenar el avance de la progeria. En 2021, se especializó en Biología Molecular, mostrando una determinación que nunca flaqueó, incluso frente a los obstáculos más grandes.