Esto ha obligado al gobierno de la nueva presidenta a colocar deuda en la bolsa. De acuerdo con algunos medios financieros, el gobierno tendrá que colocar 18 mil millones de dólares en Wall Street para afrontar déficit y sostener a PEMEX; una paraestatal, por cierto, que López Obrador dijo iba a sanear. Es decir, el cuento de la austeridad republicana y de los ahorros por el combate a la corrupción fue puro mito.
El gobierno de López Obrador se puso a gastar de manera indiscriminada en obras faraónicas de pésima calidad y que no han tenido la utilidad que se esperaba. Fueron los amigos, familiares y socios de los hijos de López Obrador los que aprovecharon ese derroche de dinero, esa fuga que terminó en las arcas de los nuevos ricos sexenales.