De acuerdo con datos de El Financiero, el sexenio de López Obrador “dejará el aumento de deuda más alto en la historia en números absolutos, con 6.6 billones de pesos, con lo que heredará al gobierno de Claudia Sheinbaum unas finanzas públicas en ‘la cuerda floja’ frente a las calificadoras”.
Esto ha obligado al gobierno de la nueva presidenta a colocar deuda en la bolsa. De acuerdo con algunos medios financieros, el gobierno tendrá que colocar 18 mil millones de dólares en Wall Street para afrontar déficit y sostener a PEMEX; una paraestatal, por cierto, que López Obrador dijo iba a sanear. Es decir, el cuento de la austeridad republicana y de los ahorros por el combate a la corrupción fue puro mito.
El gobierno de López Obrador se puso a gastar de manera indiscriminada en obras faraónicas de pésima calidad y que no han tenido la utilidad que se esperaba. Fueron los amigos, familiares y socios de los hijos de López Obrador los que aprovecharon ese derroche de dinero, esa fuga que terminó en las arcas de los nuevos ricos sexenales.
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