Confiesa Salinas Pliego: “Aquí PÚBLICAMENTE, le recuerdo al presidente en qué consistía nuestro pacto: Con ánimo de resolver este añejo problema, nosotros concedimos que las pérdidas fiscales no eran deducibles y estábamos dispuestos a pagar $7,600 millones de pesos por ello. Tanto así que hicimos el primer pago de $2,600 millones, quedando como saldo pendiente $5,000 millones, los cuales serían pagados de acuerdo con el convenio judicial que se lograría con la intervención de la Suprema Corte. Fue precisamente por eso que hicimos el pacto para que los expedientes completos de nuestro caso fueran turnados al ministro Luis María Aguilar, con el pleno consentimiento del procurador fiscal y del entonces secretario de Gobernación, Adán Augusto López. Pero MAÑOSOS como siempre, los funcionarios del SAT no enviaron más que el expediente del 2013, dejando así abierto el tema de los años 2008 a 2012, situación que impidió al ministro Aguilar resolver en su totalidad nuestro caso. En pocas palabras, fue por culpa del SAT que nuestro expediente estuvo meses en el cajón del ministro Aguilar”.
Ahora Salinas Pliego sabe que no se pueden hacer pactos con mentirosos desaforados.