La mexicana más deseosa de que se vaya López Obrador de la presidencia debe de ser Claudia Sheinbaum, quien ya se dio cuenta de que su mentor le sigue dejando piedras en el camino; rencores que a ella ni le van ni le vienen. En su última mañanera del sexenio López Obrador no se pudo morder la lengua y despedirse escuchando “Las golondrinas”. No, le urgía seguir regando hiel sobre el camino que Claudia Sheinbaum, próxima presidenta de México habrá de recorrer. López Obrador acusó a su “amigo” Pedro Sánchez, presidente de España, de sugerir que Claudia Sheinbaum se deja manipular por él.
Dijo López Obrador: “Nada más que está insinuando que fue una decisión que yo tomé, como si la presidenta de México fuese manipulable. Es una falta de respeto, se equivocan completamente, esa decisión fue una decisión de la presidenta electa. Y yo cuando supe de esa postura, la respaldé como la voy a respaldar siempre, y se equivocan mucho”.
¡Pobre tipo! Lo de la carta a España, en la que exigen que la Corona Española ida perdón por las atrocidades de la Conquista, ya lo hemos dicho, fue una ocurrencia de la ociosa Beatriz Gutiérrez Müller. Claudia Sheinbaum adoptó, no de muy buena gana esa bronca, es decir, se dejó manipular por el presidente López Obrador, tal como lo sugiere Pedro Sánchez.
Comentarios