El aún presidente sabe que su hijo deberá estar donde se parte el queso, deberá estar donde llegan las jugosas prerrogativas económicas que les concede la ley electoral. Por esa razón estará dentro de Morena. Y por esa razón, el tabasqueño permitió que el ‘orgullo de su nepotismo ‘estuviera al frente de una red de tráfico de influencias para obtener los recursos económicos necesarios para solventar su proyecto político del 2030.
Desgraciadamente para México y afortunadamente para la cofradía morenista, después de Claudia Sheinbaum, la apuesta será con un sujeto que ha sido cuestionado por sus amarres y enjuagues con Amílcar Olán y sus corruptos primos. Ni hablar, Andrés López Beltrán, pasará de coyote a candidato presidencial en el 20230, ¡Total! ya lo advirtió el impresentable Félix salgado Macedonio, otro pajarraco de cuenta.