Aunque no se sabe cómo llegó el reptil hasta el vagón, el incidente se atendió con prontitud. El personal del Metro coordinó acciones con la Brigada de Vigilancia Animal de la Secretaría de Seguridad Ciudadana, que se encargó de trasladar al cocodrilo a un lugar seguro, donde será preparado para su reintegración a su hábitat natural.
Este inesperado pasajero no solo generó sorpresa, sino también un recordatorio de lo impredecible que puede ser un día en la Ciudad de México. Afortunadamente la rápida reacción de las autoridades evitó cualquier incidente mayor y el cocodrilo terminó su aventura urbana bajo el cuidado de expertos.