Nos referimos a Zenyazen Escobar quien, en una de sus intervenciones desde su curul, se le vio nervioso e inexperto. Tanto así que le cambio el orden a la frase del benemérito de las Américas. En lugar de decir: «El respeto al derecho ajeno es la paz», dijo, «el derecho al respeto ajeno es la paz».
Es cierto que el nobel diputado federal apenas está dando sus pininos el en congreso federal y seguramente se dará cuenta que no es lo mismo estar en una aldea local, que estar rodeado de los meros jorocones que ya están bien fogueados en las lides legislativas. Pero eso así, el grandote de Rio Blanco, le echa ganas. La calabacea, pero por ganas no para.