Por ello, para un pueblo que está deseoso de la muerte del tirano, la noticia les cayó como bálsamo y por eso la creyeron. Hasta el momento no hay una confirmación de la muerte de Raúl Castro, pero el rumor se ha propagado ampliamente. Sin embargo, así siguiera vivo, o en caso contrario muerto, las cosas en Cuba no van a cambiar.
Las ruinas que los Castro deconstruyeron en la isla ya son perpetuas. No hay una economía libre, no hay libertad de expresión, no hay votación libre, no hay libertades en Cuba. Las personas viven en condiciones precarias, en una pobreza de la que no pueden escapar. Vivo o muerto Raúl Castro ya no vale nada.