Es cierto que existe la posibilidad de caer en la tentación de que se engañe el mismo y crea que el haber dispendiado millones de pesos en programas sociales lo hacen el mejor presidente de México. Sin embargo, sabe muy bien que, en términos de seguridad, salud y educación no pudo con el paquete. Es ahí cuando se dará cuenta que el juicio de la historia será severo con él.
Andrés Manuel López Obrador, tarde o temprano tendrá que tragar el amargo sorbo que le haga ver que pudo haber sido el mejor presidente de México, pero que, debido al enorme rencor y amargura, prefirió ceder a sus bajos instintos, dejándose conducir por las vísceras en lugar de actuar como un verdadero estadista. Lo que es un hecho, aunque sus corifeos digan lo contrario, el tabasqueño no ha sido, ni será el mejor presidente que ha tenido nuestro lastimado país.