1 de septiembre, las dos caras de un mismo país. Por un lado, las personas analfabetas que alaban a AMLO, por otro los universitarios en contra de la Reforma Judicial

Este domingo 1 de septiembre el presidente de los pobres, de las personas analfabetas, de los que no son aspiracionistas ni fifís, rendirá su último informe de gobierno, a un mes de abandonar Palacio Nacional. Por supuesto, no se espera que el presidente López Obrador haga ningún acto de contrición y se arrepienta por todos los errores cometidos, por todas las promesas que no cumplió; promesas que son muchas y que él dice no recordar ninguna. A ese acto convocado en el Zócalo llegaron miles de personas con sus pancartas en favor de su presidente, con figuras en tamaño real de su mesías, con llaveros con la figura de Amlito. Muchas de esas personas reciben apoyos gubernamentales, muchos ni la secundaria cursaron, muchos sólo esperan que el gobierno siga manteniéndolos.

Por otro lado, miles de universitarios de instituciones como la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), la Ibero, el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente (ITESO), el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM), la Universidad La Salle y el Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE) salieron a las calles de la Ciudad de México a protestar en contra de la retrógrada Reforma Judicial que impulsa el presidente López Obrador y que respalda la presidenta electa Claudia Sheinbaum.

Son dos tipos de personas muy diferentes, dos polos opuestos. Unos piensan y otros dejan que piensen por ellos; unos buscan un futuro y los otros viven sólo en el presente de sus apoyos gubernamentales. Son dos México reunidas en un mismo día, por diferentes motivos.