¿Cuántas veces hemos entrado a un McDonald’s guiados por los carteles de publicidad que promocionan sus hamburguesas? Se ven deliciosas las hamburguesas en las fotos, pero cuando nos las sirven en la bandeja, lo que nos sirven parece la abuela desahuciada de la hamburguesa que nos ofrecen. Hace un año acudí al festival del pambazo que se puso en el Parque Juárez. A mí el pambazo me encanta, desde los más sencillos, frijoles con chorizo y queso, hasta los que contienen pierna deshebrada o hasta barbacoa. Ese día, animado por las fotos de los pambazos que algunos de los participantes subieron a las redes sociales me animé. Después de unos trámites en el centro de la ciudad corrí al Parque Juárez a buscar unos pambazos de costilla de puerco, unos de frijoles con chorizo y oh decepción.
Obvio se ve que los hicieron el día anterior, porque tenían cajas de huevo llenas de pambazos; obvio los hicieron a la carrera, porque el de frijoles con chorizo apenas tenía una untada de frijoles y mayonesa; obvio los hicieron comerciales, porque el de costilla de puerco no tenía el contenido de guisado de los pambazos que esa proveedora entregaba a domicilio. ¡Qué desilusión! Se inventan su festival del pambazo para enaltecer la gastronomía de una ciudad que se dice dueña del copyright del pambazo en el mundo, vas y te dan unos pambazos al estilo McDonald’s, muy bonitos en las fotos que promocionan, pero nada que ver con el pambazo que entregan.
No nos vengan con engaños, hacer un buen pambazo no es una gran ciencia. No se sientan los masterchef de la banqueta. Si lo que buscan es hacer su agosto en agosto y sacar lana para El Buen Fin, pues así anúnciense. Pero si lo que quieren es enaltecer a Xalapa como la capital del pambazo, pues afánense, comprométanse con su gastronomía, lúzcanse.
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