Ken Salazar era amigo de López Obrador, era un visitante frecuente en Palacio Nacional; Ken Salazar se desvivía por el presidente de México, país del que es embajador. Ah, pero que no se ponga a contradecir al “tirano” porque entonces se arma la bronca. Dijo el presidente que por sus dichos, y para no correr a Ken de México, mejor ponía en “pausa” su relación con el embajador de Estados Unidos en México. Por supuesto, Ken Salazar no se manda solo, él es vocero de su gobierno en México. Es por ello que Brian A. Nichols, subsecretario para el Hemisferio Occidental del Departamento de Estado, dijo que aunque Washington tiene «un profundo respeto por la soberanía de México», también respaldan los dichos de su embajador.
Dijo el señor Brian A. Nichols: «Como lo expresó el embajador Salazar, Estados Unidos apoya el concepto de reforma judicial en México, pero nos preocupa mucho que la elección popular de jueces no aborde la corrupción judicial ni fortaleza al Poder Judicial». Así que, aunque López Obrador insista en que la bronca es con Ken, el gobierno de los Estados Unidos le está diciendo que quien se meta con su embajador, se mete con todo el gobierno de Joe Biden.
El gobierno de Estados unidos ha dicho que la reforma judicial, como la envió el presidente al Congreso, es «un riesgo para la democracia en México» y una “amenaza” para la integración económica de la región. Por eso les preocupa, porque afecta a los inversores norteamericanos que tienen sus recursos en México.
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