El jarrón, originario de Canaán y datado entre 1150-1500 a.C., era conocido por su excepcional estado de conservación. A pesar del incidente, el Museo Hecht defendió su política de exhibir objetos sin vitrinas protectoras, siguiendo la filosofía de su fundador, Reuben Hecht, de ofrecer una experiencia auténtica con los artefactos.
El museo se comprometió a restaurar la vasija y ha invitado al niño y a su familia a una visita privada. Además, se implementarán nuevos letreros para guiar a los visitantes sobre qué objetos pueden tocarse. El director del museo, Inbal Rivlin, afirmó que el museo sigue siendo un lugar vivo y accesible, y documentará la reparación del jarrón para mostrar el proceso de conservación.