En la 4T, primero narco presidente ahora narco gobernador

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En la 4T, primero narco presidente ahora narco gobernador FOTO: WEB

«A palo dado, ni Dios lo quita», significa que una vez que se acusa a alguien, aunque después se den miles de explicaciones, quedaran la duda y la sospecha. En otras palabras, el aludido se queda en muchas ocasiones con el descredito y deshonor. En la política, sobre todo en la mexicana, cuando un funcionario es presa de acusaciones y están encajan con los antecedentes del individuo, pareciera que estas solo vienen a confirmar que el sujeto, es un personaje cuestionable. El gobierno de la 4T no supo o no pudo contener el asunto del Mayo Zambada, sin información fidedigna, el ejecutivo federal quedó como un presidente desinformado y rebasado por el gobierno norteamericano, no se diga su secretaria de seguridad quien fue exhibida públicamente, quedando como una servil funcionaria.

Pero de los integrantes de este sainete, el que quedó hecho trizas, fue el gobernador de Sinaloa, Rubén Rocha Moya, ese fue el principal damnificado. Su reputación, ya un tanto maltrecha, quedo por los suelos. Se sabe que el presidente lo empezó a cuestionar con sobrada seriedad.

Este hecho, prendió los focos de alarma, ocasionando la salida de la encargada de la fiscalía para apaciguar el fuego contra el ejecutivo local. Así, como en su momento, el presidente López Obrador no pudo quitarse tan fácilmente el estigma de narco presidente, hoy el gobernador de Sinaloa, Rubén Rocha Moya, es visto como amigo del Mayo Zambada, o seas, un narco gobernador.

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