Tras el asesinato, Riaño escapó a México y se asentó en Zapotitlán de las Palmas, donde pasó dos décadas haciéndose pasar por policía. A pesar de su nuevo rol, las autoridades estadounidenses nunca dejaron de buscarlo. En enero, una pista crucial llegó cuando los investigadores encontraron su perfil en Facebook, revelando su ubicación y ocupación actual.
La captura se concretó el 1 de agosto gracias a un esfuerzo conjunto entre el Servicio de Marshals de EE. UU., la Fiscalía del Condado de Butler, la Oficina de Asuntos Internacionales del Departamento de Justicia y autoridades mexicanas. La extradición de Riaño marca el final de una larga búsqueda y una victoria significativa para la justicia americana.