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Inclusión y tolerancia

Inclusión y tolerancia FOTO: WEB

Jorge Flores Martínez / Lo visto en la inauguración de los Juegos Olímpicos de París este pasado viernes tiene varias lecturas, algunas de ellas muy decepcionantes.

Empiezo por lo primero y solo para aclarar las cosas, la representación de la última cena que dicen los organizadores y su director artístico, Thomas Jolly, no fue su intención pero en definitiva utilizaron la composición del fresco de Leonardo da Vinci y no totalmente la del cuadro al que hacen referencia del Festín de los dioses de van Biljert, además, el mismo Philippe Katerine, actor principal, declaró que “si no hubiera polémica, no sería divertido”. Fue causa de algo más que polémica y diversión.

Me voy a explicar, en lo personal me importa un cacahuate de lo que se burlen o les cause diversión, me es indiferente, pero considero que la burla cuando a un grupo no le parece graciosa deja de ser chistosa y habla más del que se burla que del burlado. Recuerden cuando los musulmanes se sintieron ofendidos por Charlie Hebdo. Claro, ese tabloide no tenía la responsabilidad moral que tienen los organizadores de unos Juegos Olímpicos de celebrar la unidad de la humanidad y no burlarse de ella.

Lo triste y decepcionante del caso es la oportunidad perdida de atender un tema tan relevante como la inclusión y la tolerancia en nuestros días. Lo componen con un grupo de homosexuales, drag queens. travestis y una mujer obesa como forma de ocuparse del tema de la inclusión y la tolerancia. En mi humilde opinión, creo que se quedaron solo en un espectáculo “woke” irrelevante y de muy mal gusto.

Atender ese tema lo debieron partir sobre muchos otros que no están incluidos y no son tolerados. Me imagino un espectáculo inteligente que abordara el tema de las personas con incapacidades físicas, condiciones como el autismo o capacidades intelectuales deficientes. Un tema de las niñas violentadas en todo el mundo o de las mujeres que son obligadas a vestir, actuar y ser a lo que les obligan fanáticos religiosos.

Una última cena con los verdaderos olvidados y excluidos del mundo. Eso hubiera sido inteligente y magistral. Además mucho más apegado al espíritu olímpico. Si quieren podríamos poner la tragedia de las drogas en el mundo, los ancianos olvidados en sociedades que envejecen rápidamente, la falta de educación en niñas de países del tercer mundo, la violencia y la pérdida de libertades de millones de seres humanos.

Tomen nota, de lo que nos quedamos de la mujer en este triste espectáculo de la inauguración de París 2024 es una mujer obesa, una niña y Maria Enriqueta decapitada.

Llegamos a un mundo en este 2024 en el que el hombre es mejor en todo que la mujer. En cuestiones olímpicas con mayor claridad, el hombre es más fuerte, más alto, más veloz. En belleza, ya no es raro que en concursos de Miss Universo participen y ganen hombres. De verdad, tomenlo como quieran, gusten y ordenen, pero es un mundo donde ya el hombre es mucho mejor mujer que la misma mujer.

Si les molesta lo que digo, hago mías las palabras de Thomas Jolly, el director artístico de esta última cena, “si alguien se ha sentido ofendido, lo lamento mucho”, pero no me importa. La última parte es mía.

Y si, es evidente que les pareció divertido y provocador burlarse de las creencias de millones de personas

Ya para terminar, no soy homofóbico ni intolerante. Por el contrario, intento que mi vida se base más en el respeto que en la tolerancia; y más en la inclusión que en la división. Cada quien hace de su cola la fiesta que le dé la gana. Si alguien se cree un unicornio dorado con sexualidad líquida de estado fluido, a mi me vale madres. Solo exijo que de la misma manera todos respetemos las creencias de todos.

Porque si no es así, pues no entiendo que estamos haciendo.