Dice el presidente López Obrador, que el caso Segalmex es una mancha que se lleva, pero que le consuela saber que «están en la cárcel los responsables, no hay impunidad y que se recuperó el dinero». Sin embargo, como es costumbre en el primer mandatario, solo dice la verdad a medias, ya que, el responsable directo como lo es, Ignacio Ovalle Fernández, disfruta de la vida en plena libertad. Sin embargo, el presidente miente, los tufos de la corrupción no solo se dieron en Segalmex, el ejecutivo federal nunca reconoció que Amílcar Olán, amigo de sus hijos, especialmente de Bobby Beltrán, se enriqueció con el Tren Maya al ser el principal proveedor del balastro que ocupan para el asentamiento de las vías.
Y es de comprender que el presidente no vea como una mancha este caso, ya que sería como pegarse un tiro en el pie, ya que se pasaría a traer a sus hijos y a sus sobrinos. Además, si el ejecutivo federal le escarba un poquito, se daría cuenta que los cabezas del ejército mexicano también se han hinchado de dinero.
Eso sin tomar en cuenta, a los hijos de sus funcionarios, como lo es el de Manuel Bartlett, quien vendió ventiladores hospitalarios al doble de precio. De modo que, si hablamos de manchas, hay muchas, solo alta un poco de honestidad por parte del señor presidente.
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