En pocas palabras tiraron a locos a López Obrador y a su consorte. En ese contexto se entiende que López Obrador, un hombre que, como Pedro Páramo, es un rencor vivo, decidió no saludar a los reyes de España en caso de que ellos asistan a la investidura de Claudia Sheinbaum al gobierno de México.
López Obrador declaró en su mañanera: «Sencillamente no nos entendimos. Nosotros buscábamos que se integrarán más nuestros pueblos a partir de que tanto la monarquía española como el Gobierno de México pidieran perdón a las comunidades indígenas». Dice López Obrador que él no va a saludar a ningún jefe de Estado, como si a esos jefes de Estado les urgiera platicar con “el gran solitario de Palacio”.