Desde la eliminación de México en la Copa América, los rumores apuntaban a que Javier «Vasco» Aguirre tomaría el relevo. Aguirre, quien ha tenido dos procesos mundialistas con México sin éxito, vuelve a ser la apuesta de los dueños del balompié azteca, confiando en que su experiencia en Europa cambiará la mentalidad de los «ratones verdes«.
Este cambio no es más que una distracción. Las televisoras ensalzarán a Aguirre y a su cuerpo técnico para que los aficionados, que apoyan a la Selección Mexicana de Futbol, sigan gastando en ellos. El verdadero problema no radica en el técnico, sino en las raíces del futbol mexicano. Sin embargo, como solucionar esto tomaría años, los altos mandos prefieren cambios inmediatos que mantengan contenta a la afición, repitiendo el ciclo una y otra vez.