La orden de aprehensión contra Miguel Ángel Yunes Márquez, salió de un corazón que busca venganza

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Miguel Ángel Yunes Márquez FOTO: WEB

El corazón es el asiento de todos nuestros motivos, dice la sagrada escritura que, de este nacen cosas buenas, pero también cosas malas. Resulta muy claro para los veracruzanos, que la orden de aprehensión contra Miguel Ángel Yunes Márquez, salió de un corazón que clama venganza. Es mentira que se esté buscando justicia, cuando en el interior de Morena y del gobierno que mal condujo Cuitláhuac García, se han cometido delitos que merecerían un tiempo en la cárcel de algunos cercanos al ejecutivo local.

Sin embargo, el poder combinado con la soberbia y el rencor, dan como resultado acciones de venganza contra aquellos que osaron arrebatar el bastión de poder, como en este caso, la dinastía de los Yunes del estero. No hay que olvidar que el objetivo de la venganza es hacer daño a quien se supone que daño o intentó dañar a uno de los suyos.

En contraste, la justicia intenta reparar el mal. La venganza responde a la necesidad de satisfacer un deseo de castigo, encarna la filosofía del «ojo por ojo, diente por diente», y produce alivio momentáneo a quien la ejerce. Es una lástima, que por un lado se diga que se busca la reconciliación y por otro se tenga un puño de hierro cubierto con terciopelo. No cabe duda, que en la cofradía morenista, aplica bien aquellas palabras que dicen que algunos, cuelan el mosquito, pero se tragan el camello entero.

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