Desde luego que muchos coincidirán que el chamaco no necesita ser remunerado por un sueldo, pues con las transan que ha hecho con sus primos y con Amílcar Olán, tiene para dar y prestar. «Gonzalo ha ayudado como honorífico en el (tren) Interoceánico, pero no cobra y no va a trabajar en el gobierno. Cuando me dijo eso me sentí contentísimo. Se va a hacer cargo de la fábrica de chocolates que tiene él en sociedad con Andrés», puntualizó un padre que nunca va a reconocer que sus hijos están hasta el cuello con el lodo que genera el tráfico de influencias.
Por cierto, acaso habrá alguien que le crea al presidente de que sus hijos son unas blancas palomitas, que no rompen un plato.