Es un hecho que, Mario Delgado, nuevo titular de la Secretaría de Educación Pública irá cuesta arriba en su nueva encomienda. Experto en transas, amarres en lo oscurito, trastupijes, e imposiciones, llega a una secretaría de altísima importancia para el desarrollo del país. Es cierto que su antecesora tampoco contaba con las suficientes credenciales ni el perfil requerido para poder sacar al país del estancamiento educativo, después de la pandemia.
Mario Delgado, enfrentará un escenario, donde tendrá que cosechar las consecuencias de las ocurrencias de una administración que dejó a la deriva asuntos de alta importancia, como son los libros de texto gratuitos, los exámenes de la Prueba PISA, la desaparición del exitoso programa llamado Escuelas de Tiempo Completo, que apoyaba a madres trabajadoras y permitía el desarrollo integral de infantes, mayormente de escasos recursos, pero no solo eso, tendrá que combatir la deserción escolar en el nivel de educación básica.
A eso se enfrentará un personaje que no sabe dónde se encuentra parado. Con el nombramiento de un funcionario que tiene fama de huachicolero y que, privilegia las intrigas políticas y negociaciones bajo la mesa, surge el temor de que el nuevo secretario de educación, le vuelva a entregar al control a los corruptos líderes del SNTE. Ese es el panorama, y, a decir verdad, no puede ser más desolador.
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