Para lavarse las manos el inefable ejecutivo local, quiso sorprender a los veracruzanos, haciéndoles creer que él había tomado la decisión de desaparecer a la Fuerza Civil, decisión que seguramente recayó en la nueva gobernadora virtual. Y es que, no hay que ser muy sesudos ni especialistas en materia de seguridad, solo hay que recordar, persecución que emprendió contra los que consideraba sus enemigos políticos.
Ese mamotreto jurídico llamado “ultraje a la autoridad” lo facultaba de manera ilegal a poner tras las rejas a cualquier ciudadano que criticara su manera de gobernar. Hoy Cuitláhuac García dejará el gobierno en manos de Roción Nahle, y tenga por seguro que este será recordado como uno de los peores gobernadores que ha tenido Veracruz. Ojalá que este episodio, sirva como ejemplo de lo que no debe hacer un gobernante.