El presidente insulta todo el tiempo, porque sabe que nadie le va a responder, porque sabe que no le va a dar derecho de réplica a nadie. Finalmente, el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación determinó que el presidente de México ejerció violencia política en razón de género en contra de Xóchitl Gálvez.
Sin embargo, el presidente lo niega: «Yo no ofendí a la señora Xóchitl, no hay prueba de eso, lo hago por principios, no ofendo a nadie, menos a una mujer, no sé de dónde salió eso. Me consta que en una ocasión en el Instituto Electoral tergiversaron, una consejera del bloque conservador se atrevió a cambiar mis palabras, incluso, hasta la sancionaron en el mismo INE. Pero nunca he ofendido a la señora, nunca, no sé de dónde salió eso». De hecho, que López Obrador diga que él no insulta es un insulto a la inteligencia de los mexicanos. Desde la mañanera el insulto es un deporte que sólo ejerce el presidente.