Se imagina usted que a Morena se le ocurra poner como candidatos a ministros de la Suprema Corte de Justicia, a gente de calidad moral de la talla de Cuauhtémoc Blanco, Félix Salgado Macedonio o gente abyecta como Epigmenio Ibarra. Acaso cree usted, que sujetos de esta calaña, garantizarían justicia libre de corrupción. A caso estos sujetos, no se conducirían de acuerdo a sus intereses y agradecimientos, con aquellos que los promovieron e impulsaron.
Resulta muy difícil de entender, el afán del presidente, por aprobar una reforma que resta fuerza, independencia e influencia al poder judicial. Resulta aberrante, concentrar la autoridad administrativa y judicial en figuras clave alineadas con el Poder Ejecutivo, específicamente con el presidente López Obrador, su sucesora Claudia Sheinbaum y su partido Morena.
Desafortunadamente con esta estrategia del presidente, aumentará la influencia política sobre decisiones judiciales, desde luego, perjudicando principalmente a los ciudadanos comunes y corrientes. Ni hablar, como alguien dijo una vez, «cada quien tiene el gobierno que se merece».
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