López Obrador habrá de ser recordado como el hombre que encontró la fórmula para ganar elecciones, para arrasar en las elecciones. Antes los partidos en el poder compraban votos el mismo día de la elección. A la gente ese domingo les daban que 200, 300, 500 o hasta mil pesos por su voto. Sin embargo, López Obrador entendió que, en este país, con millones de personas en pobreza extrema, lo que mejor iba a funcionar era comprar voluntades. Tal vez usted clase media este acostumbrado a manejar cifras de 50 mil pesos, 100 mil pesos o más. Pero en este país hay personas que en su vida habían tenido 20 mil pesos juntos en la mano.
En el banco donde las personas reciben su pensión de Bienestar, una amiga escuchó a un par de ancianos que habían recibido su pago de tres meses. Estas personas decían, al tener el dinero en las manos, que nunca en su vida habían tenido 22 mil pesos juntos.
Y para que a usted no le quepa duda de que esa es la intención del presidente, en la mañanera del jueves 13 de junio, López Obrador dijo de manera claridosa: «Ahora se beneficia al pueblo, estos programas de bienestar no llegaban a la gente. Se asombran (los opositores) porque vivían en una burbuja y dicen: ‘cómo es que la gente sale a votar por una dictadura’ para volvernos no sé qué país, cosas así; ‘si el Presidente tiene pacto con los narcos’, porque además son muy cerrados, sobre todo los que creen estas cosas, ‘no entiendo qué pasó’». Es decir, en este país no importa si el presidente es deshonesto, si sus hijos son corruptos, si el gobierno pactó con los narcos. A la gente lo que le importa es recibir su “dinerito”.
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