Los traidores son los entes más viles que han pisado la tierra. Desde Judas iscariote hasta Alfredo del Mazo, exgobernador del Estado de México, su vileza se destila en sus justificaciones. Sobre Alfredo del Mazo, quien entregó el Estado de México a las huestes de Morena, podemos recordar el día que el presidente López Obrador, para dejar más clara la traición, acudió al último informe de Del Mazo. Vale mencionar que esa ha sido la única ocasión en que el presidente López Obrador ha asistido a un informe de gobierno.
No asistió a ni a los informes de gobierno de los gobernadores de su partido. Está claro que Alfredo del Mazo traicionó al PRI, su partido, con la complacencia de su pariente Enrique Peña Nieto quien le mostró las bondades de la traición. Y todavía se pone sabroso Alfredo del Mazo, y en lugar de reconocer que traicionó a su partido para proteger sus propios intereses, prefiere echarle la culpa al partido que lo hizo gobernador por seis años.
Sobre el PRI y su dirigente nacional declaró: «Una dirigencia con resultados mediocres, que divide a la militancia y que traiciona los principios del estado mismo. Por traicionar las causas sociales, por su ambición desmedida, ha sido expulsado del ánimo, la conciencia y la esencia de millones de priistas«. Alfredo del Mazo se sumará a la serie de gobernadores del PRI que terminaron con una embajada, un consulado o una senaduría en el gobierno de la 4T.
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