Quien haya dicho, que el poder atonta a los inteligentes y a los tontos los vuelve locos, no andaba tan errado. En el ayuntamiento de Córdoba que preside el doctor Juan Martínez Flores, quien, por cierto, cobra 140 mil pesos al mes, tiene convertido al ayuntamiento en un verdadero desmadre. Se sabe que el control del ayuntamiento ha recaído en una recua de funcionarios que se toman atribuciones que no les corresponde. Por ejemplo, varios trabajadores se quejan de represión laboral por parte del contralor Lauro Reyes Olmos, quien fue el artífice de la renuncia de Roció Jiménez Yunes, exdirectora de desarrollo económico y del propio secretario del ayuntamiento.
Se sabe que lagunas denuncias por parte de algunos trabajadores, no avanzan debido a este sujeto que es usado por el alcalde, como su brazo ejecutor. Otro que ha perdido el piso y que se siente que ha alcanzado la cúspide del éxito por tener un puesto de medio pelo, es Daniel Hernández del Ángel, encargado de la Dirección de Desarrollo Social, quien, por cierto, fue señalado por andar vendiendo láminas de zinc de ciudadanos que buscaban que les pusieran concreto a sus casas.
Este personaje se ha ganado varios enemigos debido a su soberbia y prepotencia, desde luego, coludido con el contralor Lauro Reyes Olmos, quien le sirve de tapadera de sus transas y trastupijes. Por cierto, dicen las lenguas de doble filo, que este señor anda muy metido con una fundación haciendo jugosos negocios a espaldas del mismo alcalde. Ni hablar, bien dice el dicho, Dios los hace y ellos se juntan.
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