Hace 6 años, siendo Cuitláhuac García gobernador electo de Veracruz, el famoso Bola 8, por medio de un intermediario, buscó a un servidor y al periodista Édgar Hernández. Al parecer se trataba de implementar una estrategia de acercamiento a los medios. Éric Cisneros no me pareció tan siniestro como después lo advertí. Se veía bonachón, con una torpe egolatría que los hacía parecer un adolescente gordo que después de padecer bullying, se encumbrara en el poder; y por eso presumía. Al final, tango Édgar como un servidor nos dimos cuenta de que el señor lo quería era un séquito de aduladores. Como no estaba en nuestro ánimo serlo, como no era parte de nuestra ética periodística, pues lo mandamos al cuerno.
Recuerdo que, entre las personas que lo acompañaron, había un muchachote que se sentó en la mesa de al lado. Algo tenía de Éric Cisneros el tipo, y no era la gordura, sino en el gesto. Se sentían en los cuernos de la luna porque en los próximos 6 años (al menos) los iban a poner donde había; el sueño de los cretinos. Ese muchachote gordo y prieto como Cisneros Burgos era Yair Ademar Domínguez Vázquez. En ambos, Éric y Yair, más que la inteligencia, lo que les brillaba era el hambre, la ambición.
Este sujeto, primero fue secretario particular del Bola 8, después sólo asesor. Pero a la salida de Cisneros Burgos el tipo ascendió a la subsecretaría de Gobierno, de donde la tarde del lunes 13 de mayo de 2024 fue corrido, pues finalmente se dieron cuenta de su gran incompetencia, de su torpeza política; de todos modos el tipo había saciado su hambre. Nada cambia el mal gobierno de Cuitláhuac García con la salida de este insustancial sujeto, nada cambia porque tenerlo adentro del gobierno es lo mismo que tenerlo afuera.
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