Parafraseando al poeta veracruzano Salvador Díaz Mirón, «que no intenten convencernos de torpeza con los delirios de una mente loca». Si alguien se atreve a acusar a Pepe Yunes de corrupto, primero tiene que presentar pruebas. Con una carrera política de muchos años, en caso de ser corrupto, Pepe Yunes ya habría dejado una estela de esa reconocible corrupción. Pero no hay nada, tan no hay nada de corrupción que sus adversarios se tienen que meter con su vida privada. Las acusaciones de corrupción en contra de Pepe Yunes en el debate son tan torpes como la acusación que hiciera el “caza chichifos” Esteban Ramírez Zepeta, quien quiso hacer creer que la hacienda San Julián en Perote, que ha pertenecido por décadas a la familia Yunes, ha sido producto de la corrupción de Pepe Yunes como funcionario público.
Durante el debate, con aplomo el candidato de “Fuerza y Corazón por Veracruz”, aguantó las indirectas de la candidata de Morena. Con ese mismo aplomo, sin necesidad de script, Pepe Yunes, candidato a gobernador de Veracruz, expuso sus propuestas con una meticulosidad de tribuno. Propuestas reales, no fantasías irrealizables; propuestas en las que involucra a los veracruzanos a participar, algo que sólo podría hacer un veracruzano de verdad.
Pepe Yunes atravesó el pantano de un debate en el que le lanzaron el lodo de las bajezas políticas de la desesperación. Pero él salió incólume. Es como dice el poema de Salvador Díaz Mirón, otro veracruzano de verdad: «Hay plumajes que cruzan el pantano y no se manchan…», su plumaje es de esos.
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