Hace unas semanas me encontré en un evento político a Toño Garibay, a quien conocí cuando colaborábamos en radio “Mundo 610” de la familia Rizzo. Toño, junto con Fito Soler, conducía el programa “Todo con Fito Soler”. Quienes escuchábamos ese programa entendimos que la radio estaba cambiando, se estaba pasando de la formalidad a la irreverencia, algo que no estaba mal, siempre y cuando viniera de personas inteligentes. Así eran los conductores Fito Soler y Toño Garibay, irreverentes, insolentes, pero aderezados con esa inteligencia que sólo poseen las personas con verdadero sentido común. En ese evento político le pregunté a Toño Garibay por Fito Soler, no sin antes confesarle que cada que me lo encuentro a él, lo que me viene a la mente de inmediato es el nombre de Fito.
Toño no se molestó por mi confesión, él entendía que la presencia de su amigo, tanto en la radio como en otros medios periodísticos era enorme. Entonces nos pusimos a hablar de él, de su forma de ser, de su autenticidad. En la charla nos acordamos de los famosos “Fitos”, esos premios que hicieron época y que difícilmente se podrán repetir. Ese día Toño Garibay me dijo que lamentablemente Fito estaba enfermo, que se encontraba en su casa en San Andrés y que era lo ultimo que sabía de él.
No sabíamos en ese momento que Fito Soler ya se estaba despidiendo de nosotros, por eso nos llegó repentino su recuerdo, su recuerdo que nos tocó el alma y que nos hizo rememorar algunas de las anécdotas de este comunicador tan amable, tan único, tan auténtico. Descanse en paz Fito Soler, un gran amigo.
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