El fraude fue descubierto poco después de que el hombre abandonara el local, lo que llevó a los propietarios y otros comerciantes cercanos a perseguirlo de inmediato. Después de una búsqueda frenética, lograron localizar al presunto estafador, a quien sometieron, golpearon y ataron a un poste. Para hacer pública su acción, colocaron una cartulina en la que se podía leer: “Me amarraron por cambiar billetes falsos“.
La intervención de la policía municipal fue necesaria para poner fin al incidente. Los agentes tomaron custodia del individuo y de los billetes falsificados, con la intención de remitirlos a las autoridades competentes para su investigación correspondiente. Este episodio ha generado debate sobre la seguridad en las transacciones comerciales y la necesidad de estar alerta ante posibles casos de fraude. Los comerciantes involucrados han recibido elogios y críticas por su forma de actuar ante la presunta estafa.