El problema de algunos hombres que se perfilan para caudillos es que tienen hijos torpes, corruptos y ambiciosos. Tal es el caso del ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas, un político que en 1987 inició un movimiento dentro del Partido Revolucionario Institucional que le cambió el rostro al país. En tres ocasiones el ingeniero quiso ser presidente de México y en las tres falló; en la primera, por supuesto, le hicieron fraude electoral. Sin embargo, la figura del ingeniero Cárdenas creció en el país, se hizo candidato a caudillo, como lo fuera su padre el general Lázaro Cárdenas.
Pero en los recientes años, frente al gobierno dictatorial de López Obrador, el ingeniero Cárdenas se ha convertido en un remedo de caudillo, en un hombre que mide sus palabras para no hacer enojar al presidente López Obrador. A los 90 años Cuauhtémoc Cárdenas es sólo uno más de los pensionados del presidente de México, que espera con ansia su pensión de Bienestar.
En estos momentos, en que el país le agradecería que puntualizara los errores del gobierno de López Obrador, que denunciara los excesos y la corrupción, el ingeniero Cárdenas se limita a decir que todo va bien y que él sí votará por Claudia Sheinbaum. ¿Por qué esa postura? Pues porque tiene hijos y nietos que han sido beneficiados con el gobierno de la 4T. Aunque anden ahí de arrimados, ese es el papel que su padre, el “caudillo” les heredó.
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