Se gastaron millones y millones de pesos para hacer de una bodega abandonada una megafarmacia, el proyecto monumental de López Obrador con el que se acabaría con el desabasto de medicinas en el país. Para una persona obtusa como López Obrador tenía sentido. Concentrar en un sólo local, en el centro del país, miles de medicamentos para que, si alguien en Tijuana o en Chetumal los requiriera, se le pudieran mandar de inmediato. Para estas personas no tenía sentido que esos medicamentos surtieran las farmacias de los hospitales en esas ciudades, para ellos era mejor tener todo en un solo lugar. Con ello solucionarían el problema de desabasto de medicamentos.
Sin embargo, a pesar de los millones que se gastaron en habilitar esa bodega abandonada, a pesar de los sueldos que se pagan a las decenas de personas que trabajan en la megafarmacia, a pesar de los millones que se han gastado en publicidad, la megafarmacia sólo surte 2.7 recetas diarias. Mucho menos que la farmacia de barrio, ya ni hablar de la farmacia del Dr. Simi.
De acuerdo con una solicitud al Instituto Nacional de Transparencia y Acceso a la Información, desde que la megafarmacia se inauguró en diciembre de 2023 al 29 de abril de 2024, sólo se han surtido 341 recetas, esto quiere decir que se han surtido 2.7 recetas diarias en promedio. La megafarmacia se suma a otras obras monumentales del presidente López Obrador, como el Tren Maya, el AIFA y la refinería de Dos Bocas.
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