En medio de la tensión y la desesperación, Savitri cedió ante la presión y tomó una decisión atroz. Lanzó al pequeño al río Kali, conocido por estar infestado de cocodrilos, a través de un canal de desechos. Los vecinos, al darse cuenta del horror que se estaba desarrollando, alertaron a las autoridades locales.
A pesar de los esfuerzos de los equipos de rescate, la búsqueda del niño fue complicada por la oscuridad y la peligrosidad del entorno. Trágicamente, al amanecer del domingo, el cuerpo del niño fue descubierto, mostrando evidentes signos de haber sido atacado por los reptiles, con graves heridas y la pérdida de una de sus manos, presuntamente devorada por los cocodrilos.