La prueba PISA es «un estudio que analiza el rendimiento de estudiantes de 15 años a partir de unos exámenes estandarizados que, desde el año 2000, se realizan cada tres años en diversos países pertenecientes o no a la OCDE». En los últimos años los resultados de México han sido pésimos. El año pasado México ocupó los tres últimos lugares en materias como matemáticas, ciencias y lectura. Ante esta situación el gobierno del presidente López Obrador simplemente ha decidido que los jóvenes mexicanos ya no participen en esta prueba.
¿Por qué? El presidente ha dicho: «Nosotros ni los tomamos en cuenta porque todos esos parámetros se crearon en la época del predominio del periodo neoliberal». La verdad es que el gobierno de la 4T tiene miedo de ser exhibido nuevamente como un país que invierte muy poco en educación, que no presta atención a los consejos de la misma OCDE.
Esta decisión del gobierno de la 4T es tan pueril como la idea de un niño que cree que cerrando los ojos los problemas dejarán de existir. ¿Pero qué se puede esperar de un gobierno que está más preocupado por la popularidad de su presidente que por la educación de sus niños?
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