Un verdadero hombre no habla mal de…

Un verdadero hombre no habla mal de… FOTO: WEB
- en Opinión

Jorge Flores Martínez / En caso de que gane Claudia Sheinbaum los poderes de los que quedará investida realmente son para ponerse a pensar. En su sexenio le tocará nombrar a un ministro de la Suprema Corte, con los que el Poder Judicial quedará prácticamente a sus ordenes, ya tiene el Instituto Nacional Electoral y el de Acceso a la Información; los Derechos Humanos están plenamente colonizados al poder y la Fiscalía General de la República es un brazo legal del que dispondrá a su gusto.

En estos seis años de la administración de López Obrador se construyó un poder presidencial con palancas de poder autoritario que no veíamos los mexicanos desde las presidencias imperiales de los años 70’s del siglo pasado. Claudia Sheinbaum, en caso de ganar, tendrá una presidencia con palancas autoritarias muy poderosas.

Como demócrata me preocupa mucho, no me gustan los hombres o mujeres muy poderosos, soy un convencido que nadie debe tener todo el poder, este debe ser vigilado y con contrapesos que lo limiten constantemente. Con López Obrador hemos visto el uso del poder presidencial, pero hay razones para preocuparse más con Sheinbaum.

Me explico, en primer lugar Claudia Sheinbaum es una persona mucho más ordenada intelectualmente que López Obrador, es sistemática y metódica, además es ideológicamente mucho más posicionada, no hay ambigüedad en su pensamiento, es evidente que es mejor preparada y más inteligente que su antecesor. En cualquier otra circunstancia estos serían puntos positivos de una candidata, en este momento no estaría tan seguro, creo que en este país donde el andamiaje democrático prácticamente se ha desmantelado y las herramientas autoritarias de las que dispondrá son tan poderosas, no estaría tan seguro de entregarlas a una persona tan sistemática, metódica y con posturas ideológicas inamovibles.

No le veo la menor intención a Sheinbaum de limitar su poder en caso de que llegue a la presidencia, por el contrario, me parece que endurecerá los posicionamientos ideológicos en su administración y continuará con el desmantelamiento de las estructuras democráticas. Es el camino que tiene que tomar. Es decir, cambiará la ambigüedad y el desorden administrativo y las ideas dispersas de López Obrador por un sexenio sistemático y ordenado, hermético ideológicamente y con el absoluto control de todos los poderes.

En esta elección ganará la que más votos obtenga, las dos candidatas son buenas y tienen su proyecto de nación. En mi opinión es que nadie puede, debe ni tiene que tener todo el poder. Votemos inteligentemente, votemos por un país en democracia y libertades.

En otro tema, la reforma a la Ley de Amparo es de la mayor gravedad, es un retroceso en nuestros derechos como ciudadanos. Es justo lo que me preocupa, un gobierno que nos quite libertades y derechos poco a poco, casi sin darnos cuenta, para que al final, ellos administren nuestras vidas y pensamientos.

Eso no me gusta nada, en libertades y derechos se supone que no se puede ni debemos permitir el menor retroceso, que en todo caso sean más libertades y más derechos. Por eso no me gusta la izquierda latinoamericana, no es moderna y tiene una especial debilidad por los caudillos, el culto al líder y al pensamiento único.

Se los dejo de tarea, tenemos poco más de 30 días para pensar nuestro voto. No votes a lo tonto ni pensando que llegara por fin la persona que va a salvar al país. Tenemos que madurar como sociedad, somos nosotros los que vamos a sacar al país adelante con nuestro trabajo, inventiva, creatividad y recursos.

Ellos, los que nos piden el voto y sus equipos, lo único que quieren es el poder. Una vez en el poder, hacerse estúpidamente ricos y exigir que los apoyemos si queremos que el país sea mejor gracias a ellos.

Mejor, voten y vigilen su voto.

Hacer de nuestros políticos un culto a la persona es de idiotas.

Ya ven, anda en redes eso de que “Un verdadero hombre nunca habla mal de López Obrador.

Yo creo que es justo lo contrario, Un verdadero hombre y una verdadera mujer son congruentes con sus principios y no defienden ni dan culto a líderes o caudillos.

Pero en fin, cada quien sus ideas.

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