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“Los Cuentos de Cachirulo”, nuevo libro del Cui

Edgar Hernández* / El atarantado gobernador Cuitláhuac García a unos días de terminar su infausto gobierno decidió finalmente dejarnos otro legado, aparte de chapear, pintar bardas y darnos clases de Salsa, un libro.

No será con hojas en blanco, aunque apenas sabe escribir de corrido; tampoco será de chistes porque es tan malo para contarlos que difícilmente vendería uno; menos de inventos con todo y que la UV -una de las 6 universidad más importante de México- lo premió (creo que por inventar el agua tibia).

¡No señor!

Será todo un libraco, es decir, un título digno de desprecio.

Su libro irá más allá de “El Solitario de Palacio”; será algo parecido a los Seis Años de Soledad o como La Rebelión en la Granja, pero en dibujos.

Sus aplaudidores le han sugerido escriba “Cuitláhuac en el Veracruz de las Maravillas”; aunque sus amigos que hoy se le han ido alejando piensan en que lo mejor sería que escribiera “Crimen y Castigo”.

En realidad, hay muchas ideas en el tintero.

El único problema es que no sabe escribir, que no es una persona de ideas sino de ocurrencias y que si escribe como habla tendrá que esperar algunos años para terminar su “beseler”.

Desde luego que por ideas no habrá de parar.

Ahí presente en su poco brillante cerebro han de estar “Las Aventuras del Cui”, “La Política me da Risa” o qué tal ¿Mi familia y Otros Animales? Sin descartar “Las Aventuras del Tocador -no de Señoras- sino de Señores”.

Total, que hay una gama de ideas que parten del mismo Peje quien ha escrito una cantidad bárbara de libros.

-¿Y yo por qué no?-, ha de decir.

Y tiene razón.

Quien tardó 14 años en titularse y llegó a Presidente de México ¿por qué uno que fue payaso de mítines y llegó a gobernador no podría ser escritor de esos, de primerísima línea?

Total, hasta gratis le va salir publicar.

Ahí está la Editora del Gobierno que ha editado por millares las peores barbaridades de negrito Eric Cisneros y gratis.

Así que, por papel, impresión y una buena portada donde se vea el “Tren Aéreo” no pararíamos.

En cuanto al argumento central del libro tampoco se le ve gran problema. Será del tipo surrealista, tal como él la vio y vivió, es decir, la neta.

Será la historia de un pueblo lleno de hoyos, tal como lo marcan los decires de don Bernal Díaz del Castillo; la de un pueblito alegre donde el único maíz y frijol es el que venden en los mercados, la historia donde hay un cine donde pasan las películas de su hermano Tonatiuh y la esquina donde venden las chelas y los tacos de tripa gorda.

Será la historia, novelada desde luego, de ese pintoresco pueblo llamado Veracruz, un día invadido por gente mala que hasta groserías decía, al cual un día llegó un justiciero que hablaba como jarocho aunque nació en la Progreso Macuiltépetl, de Xalapa para poner orden ataviado de una escoba y un machete, su machete.

Y por ahí se seguirá esa historia sinfín hasta que un día llega a gobernador, después de estudiar en Alemania, aunque no sabe ni madres de alemán.

Pero sí, que el Litio se vende en pilas, que las naranjas las dan los árboles y que las piñas las arroja Dios del cielo.

Será toda una obra en donde chanza, en una de esas se lleva hasta el Premio Nobel de Literatura.

Por lo pronto tendrá todo el tiempo para escribir… en Pacho.

Tiempo al tiempo.

 

*Premio Nacional de Periodismo

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