Juan David Castilla / Montserrat Soria Zamora denuncia que su expareja Edgar “N” le impide ver a su hija Sofi, de 14 años. Mediante engaños, la puso en su contra. Ahora lo que más le duele es que la pequeña crea que su madre ya no la ama, pues no es así y ella lucha por recuperarla.
La madre soltera es egresada de la licenciatura en Nutrición por la Universidad Veracruzana (UV) y en 2004 emprendió un negocio de mermeladas. Tres años después conoció al padre de sus dos hijos. En poco tiempo, decidieron vivir juntos, pero inició la violencia psicológica.
La mujer es joven y sufre violencia vicaria en el estado de Veracruz, un tipo de violencia de género que se da cuando el padre usa a los hijos para causar un daño a la madre.
Monse cuenta la historia de cómo su expareja le impide ver a su hija Sofi y le exige el pago de una pensión. A pesar de la violencia y el miedo que ha vivido, ella sigue luchando por sus hijos con la ayuda de una asociación de apoyo a víctimas de violencia de género.
“Pero no es la pensión. Yo le puedo seguir apoyando económicamente a mi hija, pero quiere quitarme a mi hijo que tiene doce años y pues mi hijo sí no quiere convivir con él. Y pues estamos en esa lucha porque todos los días es mucha violencia”, relató.
Ella es coordinadora de la asociación civil “Mamá, hija e hijo en libertad” y el pasado 15 de abril participó en la inauguración del mural sobre violencia vicaria en el municipio de Coatepec. Su hijo, de 12 años, ayudó a pintarlo.
“Mi hijo pintó este mural y decía, ojalá Sofi lo vea, ojalá Sofi pueda estar con nosotros en algún tiempo. Mi hijo la extraña mucho, pero pues ella no nos puede ver y si nos autoriza el verla es solamente un tiempo limitado y pues es mucho estrés, porque él es una persona muy agresiva”.
Su expareja también se llevó su negocio y sus hijos trabajan en él. Montserrat busca sanar el corazón de su hija, quien ha sido influenciada por su padre para pensar que ella no la quiere.
“Él se llevó mi empresa, se llevó mis mermeladas, mi equipo, más de 200 mil pesos en equipo, me dejó sin nada, pero como en la frase le pusimos: me dejaste sin nada, incluso me quitaste hasta el miedo, ya no le tengo miedo, o sea, ya no tengo miedo a golpes, ya no tengo miedo, ya ese miedo se quitó hace mucho, hace un año aproximadamente que estoy en terapia y que los miedos ya no son parte de mi vida”, externó.
Monse sufrió violencia psicológica, económica y física por parte parte de Edgar “N”, incluyendo la manipulación hacia sus hijos.
Después de años de abuso, logró separarse y obtener la custodia de sus pequeños a través del Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF) del ayuntamiento de Coatepec; sin embargo, la situación se complicó cuando su expareja intentó quitársela.
Además, sufrió la pérdida de su madre y enfrentó conflictos porque Edgar aprovechó ese momento para quitarle a Sofi y persuadirla con comentarios negativos sobre su progenitora. Esto sucedió el 13 de mayo de 2022. Desde entonces, Sofi ya no quiere ver a su mamá, situación que “rompe el corazón” a Monserrat Soria.
“Los primeros mensajes de Sofi eran: mamá quiero estar contigo, puedo estar contigo. Y te puedo decir que a la fecha, dos años después, Sofi ya no quiere estar conmigo. Me dice: no, mi papá dice que eres mala, mi papá dice que tú no me quieres. Ahorita él me volvió a demandar por una pensión por mi hija, quiere que le pague por mi hija. Le dijo al juez que yo gano mucho, que yo tengo la posibilidad de pagarle una pensión a mi hija. A mi hija la tiene trabajando”, increpó.
El caso de Monse es uno de los miles son documentados por parte de organizaciones feministas en el estado de Veracruz, donde es necesario que entre en vigor la Ley Vicaria, para sancionar a los padres que alejan a los hijos de sus madres.
“Tal vez el miedo más grande que tengo es que mi hija crea que no la amo”, afirmó Monserrat Soria con un nudo en la garganta y al borde del llanto.
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