Todos los mexicanos saben, aunque algunos no lo quieran reconocer, que el presidente Andrés Manuel López Obrador ha sido el principal instigador contra el poder judicial. Desde su fallida intentona de querer alargar el periodo de, Arturo Zaldívar, como presidente de la Suprema Corte de Justicia de la nación (SCJN). Posteriormente, tuvo otro desencuentro más, cuando sufrió el rechazo de Jazmín Esquivel, la ministra plagiaria como candidata a suplir a su aliado, Arturo Zaldívar.
Desde esos cruciales momentos, el presidente se ha mostrado reacio a llevar una relación constitucional con su actual presidenta, la ministra Norma Piña. Ahora que Arturo Zaldívar se ha declarado más moreno que propio AMLO, el ejecutivo federal, primero salió a darle un espaldarazo a un ministro que ha sido acusado de recibir buenos moches.
Ahora el presidente en un tono burlón, sale a decir: «Yo ya estoy inscrito en pago por evento, quiero conocer todo». A todo esto, la buena noticia es que ya solo faltan unos cuantos meses, para que se vaya un sujeto cara dura, que nunca respeto de la constitucional división de poderes.
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