Informático, matemático, ingeniero, desarrollador, diseñador gráfico. La lista de empleos relacionados con el sector del juego podría ser interminable. Nuevos empleos, competencias recién nacidas, que representan una gran oportunidad sobre todo para los jóvenes, para los nativos digitales, y que permiten renovar el mercado laboral.
Baste decir que entre 2021 y 2022, es decir, en solo un año, el número de profesionales relacionados con los videojuegos en nuestro país creció un 50%, pasando de 1.600 a 2.400. Entre estos empleos está infravalorado el relativo a una fase muy importante en la producción de un juego online: el testing. Se trata de un momento decisivo, pero al mismo tiempo crucial, para comprender y poner a prueba lo que se ha hecho hasta ahora.
Las pruebas de un juego pueden ser realizadas directamente por los usuarios, como es el caso de las versiones demo que se lanzan o de las máquinas tragamonedas online gratis, que permiten jugar sin coste, probar un producto y luego optar por registrarse y pagar. O bien son realizadas por un profesional, que recibe el nombre de probador o QA Tester, acrónimo de Quality Assurance (garantía de calidad). ¿Y qué hace? Su objetivo es evaluar y garantizar la calidad de los productos, probando y testeando apps, plataformas, juegos para encontrar problemas de funcionalidad, bugs o defectos.
Un trabajo meticuloso y cuidadoso, que pasa por un análisis preciso, como explicó Nicholas Tangianu, formador especializado y director de proyectos de Milestone: “La clave fundamental para un QA Tester es la búsqueda de la perfección hasta en el más mínimo detalle. El usuario final no tiene una percepción real de la cantidad de fallos presentes en un juego; el objetivo del curso de QA Testing es hacerle comprender que durante el desarrollo hay realmente muchas áreas que probar y, en consecuencia, muchos fallos que destacar“.
Hay distintos tipos de ensayos, o más bien distintas fases en el desarrollo clásico de un juego online: la primera es la Prueba Alfa, en la que el juego aún está incompleto y se analizan su estabilidad y posibles problemas básicos. Luego están las Pruebas Beta, que tienen lugar cuando el juego está completo, pero aún puede tener fallos. En esta fase se estudian los gráficos, la jugabilidad, la jugabilidad y muchos otros aspectos. El funcionamiento y la mecánica del juego, por su parte, son objeto de las Pruebas Funcionales, fase en la que se estudian los movimientos de los personajes, su aspecto físico y las interacciones con el entorno.
Por supuesto, la fase de pruebas no termina aquí: a continuación, tenemos las Pruebas de Compatibilidad, que se encargan de verificar la compatibilidad entre plataformas; las Pruebas de Localización, que comprueban las traducciones y los posibles problemas culturales y lingüísticos relacionados con las zonas de difusión del producto; y, por último, las Pruebas de Regresión, que vuelven a probar todas las modificaciones realizadas, para verificar que no presentan errores en sí mismas.
Un sistema meticuloso y cuidadoso, basado en detalles y pormenores. Un trabajo que requiere habilidades y conocimientos precisos. Perfecto, en definitiva, para la Generación Z.
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