El presidente que dijo que él no iba a socavar la soberanía de otros países, que su política exterior era no intervencionista, terminó siendo el presidente mexicano que más injerencia ha tenido en los asuntos de países de Latinoamérica. López Obrador, que se siente en nuevo “Benemérito de las Américas” ha intervenido en las elecciones de países como Bolivia, Perú, Chile, Ecuador y Argentina. Ha dado asilo político a personas buscadas por la ley de sus países, ha sacado de su país a personas con órdenes de aprehensión, como fue el caso de Evo Morales. En esta ocasión el gobierno mexicano dio asilo político al exvicepresidente Jorge Glass, acusado por peculado (malversación) en el caso ‘Reconstrucción’ de la costera provincia de Manabí tras el terremoto de 2016. En diciembre de 2023 Jorge Glass pidió asilo político en la embajada de México en Ecuador.
Pero su proceso no se detuvo y un juez determinó que el expresidente debía ingresar a la cárcel. Pero Jorge Glass estaba asilado en la embajada de México en Ecuador. Pues de ahí lo fue a sacar el ejército de Ecuador, violando con ello la Convención de Viena, pasando por encima de la soberanía de México, lo que obligó a nuestro país a romper relaciones diplomáticas con ecuador. Pero nada de esto hubiera pasado de no ser por la injerencia de López Obrador quien arrojó sospechas sobre el triunfo electoral de Daniel Noboa, actual presidente de Ecuador.
En una de sus conferencias mañaneras el injerencista de López Obrador, quiso dar a entender que Daniel Noboa, remontó como candidato en las elecciones, gracias al asesinato de su rival Fernando Villavicencio. Esos dichos obligaron al gobierno de Ecuador a considerar persona non grata a la embajadora de México en Ecuador. Después vino lo demás.
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