Arturo Reyes Isidoro / A menos que se eché para atrás y aunque el OPLE confirmó que no es obligatorio que los candidatos a la gubernatura participen en los debates programados, con toda anticipación Rocío Nahle anunció que lo hará.
El pasado 24 de marzo, previo al arranque de su campaña, en una entrevista vía telefónica dijo que estaba lista para participar el próximo 27 en el Museo de Antropología y el 12 de mayo en el WTC de Boca del Río.
Adelantó que lo haría con propuestas concretas, y ese día, sobre su mansión en El Dorado comentó que no caerá en provocaciones, lo que abre la interrogante si le entrará al tema frente a sus adversarios y de cara a los veracruzanos.
El próximo domingo, a las 8 de la noche, tendrá lugar el primere debate presidencial entre Xóchitl Gálvez, Claudia Sheinbaum y Jorge Álvarez Máynez.
Rocío no corrige errores
No es uno sino son varios actores políticos que, o porque se los pidieron o por iniciativa propia, cabildean con periodistas para que le bajen a las críticas contra la candidata de Morena a la gubernatura.
Su insistencia hace preguntar si entonces no es cierto que lleva 40 puntos de ventaja, suficientes como para que todos ellos se echen a la hamaca a esperar la votación del 2 de junio porque ya ganaron en automático.
Aunque tarde, creo que le ayudaría algo establecer por fin puentes o relaciones directas con los periodistas, por los que han mostrado desdén o desprecio, pero por su inexperiencia y oficio político no se dan cuenta que el problema es ella.
Es inexplicable que, por ejemplo, realice su campaña con vallas metálicas de por medio con el electorado, como lo hizo en su precampaña, además, con acarreados.
También, que se aferre a vivir en una mansión de 50 millones de pesos y en sus redes sociales proclame que gobernará “bajo los lineamientos de nuestro movimiento social y transformador, donde primero los pobres”.
No se entiende cómo nombró como coordinador de su precampaña a un bisoño, como el alcalde de Martínez de la Torre, experto en productos agrícolas, quien incluso en forma candorosa declaró que nunca había recorrido el estado. No se sabe si también le coordina su campaña.
Cuando comete errores graves como llamar a Tamiahua Tamiagua, confundir la laguna de Catemaco con el Golfo de México, no saber el número total de municipios que tiene el estado y confundir el nombre del municipio José Azueta con el del alcalde Giovanni Auli, nos dice que sus asesores o integrantes de su equipo de campaña no son de Veracruz, sino tal vez también de Zacatecas. Falta que anuncien que la van a llevar a Guayacocotla.
Igual, cuando como actividad inicial de su campaña programan llevarla y meterla en la boca del lobo y la abuchean y la repudian y le empañan lo poco que le quedaba de buena imagen, incluso a nivel nacional, ello nos habla de que los de su equipo son chafas.
Con quienes he hablado de Morena, incluyendo funcionarios, nadie se explica por qué no desde mucho antes de que fuera precandidata empezó a tejer relaciones con los periodistas veracruzanos, cuyo peso ahora ya conoce.
Cuando preguntan y se enteran, nadie sabe tampoco por qué ni siquiera les envían material informativo de sus actividades a los periodistas, salvo a unos cuantos, respetables, pero a los que prácticamente nadie lee; por qué no se rodeó de un equipo de prensa profesional, con experiencia, veracruzanos que conozcan el estado.
Los cabilderos oficiosos (en el mejor sentido, de ser agradables y útiles a alguien; no peyorativo), a quienes veo muy empeñosos, pueden agotar hasta sus últimos oficios, pero serán inútiles si la propia señora se niega y se resiste a tratar con la prensa; los repele.
Quienes me aseguran que la conocen y la han tratado, o alguna vez han estado cerca de ella, me dicen que es grosera y soberbia; me han dejado pensando si es cierto o no. Algunos hechos parecieran confirmarlo.
Fue diputada federal, senadora y además secretaria de Estado, tuvo poder y recursos, espacios y oportunidades para haber establecido y amarrado relaciones con los periodistas de la Ciudad de México, de peso y renombre.
Ahora que estalló el escándalo por sus presuntas mansiones, prácticamente no ha habido un solo medio que no le haya dado cabida a notas, comentarios o columnas haciéndose eco de las críticas de los periodistas y medios del estado, incluidos diarios como La Jornada, el más cercano aliado a López Obrador.
Lo único que eso nos dice es que también trató con desdén, indiferencia, valemadrismo y soberbia a nuestros compañeros de la CDMX, que hoy están volcados sobre ella y no le dan respiro, y en cambio le abren todos sus espacios a Pepe Yunes.
Transcurre la campaña y pasan los días y la candidata mantiene su alejamiento y divorcio con los medios, que en reciprocidad aprovechan el menor traspié que dé para atizarle, pero no de gratis, sino porque ella misma lo provoca con sus yerros.
En mi caso me pregunto si, en cambio, conoce a sus paisanos los periodistas de Zacatecas, respetables, y al menos con ellos mantiene relaciones profesionales y hasta amistosas.
Algunos compañeros del puerto de Veracruz me han dicho que se les han acercado a pedirles que la ayuden, pero que de antemano ellos no pueden pagarles ningún espacio de publicidad porque de “arriba” les dicen que no hay dinero. ¿Y la mansión de 50 millones entonces?
Persecución contra exjueza, local; sin problemas con la FGR
La exjueza Angélica Sánchez Hernández se presentó ayer en la subsede de la Fiscalía General de la República (FGR) en Xalapa, atendiendo un citatorio que le hicieron.
Recibió la notificación en su domicilio la noche anterior mientras se encontraba en campaña, como candidata al Senado por Movimiento Ciudadano (MC), en el norte del estado.
Tras su comparecencia, hasta donde se tuvo información, quedó claro que todo es parte de la persecución en su contra del gobierno de Cuitláhuac García Jiménez, que trata de que la FGR la incrimine.
Sin embargo, el personal de la fiscalía federal la habría recibido con todo el respeto y la consideración, le brindó el mejor trato y le dijeron que ellos no tienen nada contra ella.
Supuso ella que la Fiscalía General del Estado trata de que la incriminen por el supuesto delito de portación de un arma de fuego ilegal, que los policías que la detuvieron sin ninguna orden le sembraron.
Ella cuenta incluso con la protección de elementos de la Guardia Nacional que vigilan su seguridad y que sufra un nuevo atropello. Se vio bien que la acompañara el dirigente estatal de su partido, Sergio Gil Rullán.
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