De lástima el gobernador la hizo secretaria del Trabajo de Veracruz, donde realizó un trabajo irrelevante, como su persona. Ya ahí se creyó con ínfulas para ser senadora de la república, pero en la encuesta ni la tomaron en cuenta, por lo que sin ninguna dificultad la hicieron a un lado. Luego quiso ser diputada federal, pero la sacaron de la lista, también por irrelevante.
A la señorita Dorheny García Cayetano, quien ya se sentía senadora de la república, no le quedó de otra que aceptar una candidatura como diputada local, algo que se apuró a aceptar, no fuera que los demás se dieran cuenta de su irrelevancia y la mandaran a buscar una regiduría en algún municipio de la sierra veracruzana. ¡Triste su calavera!