Además, la necropsia reveló un detalle aún más perturbador: la niña había ingerido sus propias heces fecales en un acto desesperado por encontrar alimento. Durante el proceso legal, Kristal Candelario se declaró culpable de homicidio con agravantes. Sin embargo, su culpabilidad no terminó con su condena.
Posteriormente, se descubrió que la madre culpaba a su propia hija por su muerte, alegando que la niña se negaba a comer. Este intento de eludir la responsabilidad y culpar a la víctima solo sirve para resaltar la crueldad y falta de empatía de Candelario.